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DEJA DE VIVIR EN EL PASADO, TU MOMENTO ES AHORA


¿Te mantienes aferrado a esa rabia por aquel agravio que te hicieron, por aquella oportunidad que perdiste o por aquel error que cometiste? ¡Para ya! Deja de hacerte daño dándole vueltas en tu cabeza a esas escenas una y otra vez. Olvida aquel comentario de hace años, los desaires del pasado y las críticas del otro día. Si te aferras a la ira esta te comerá desde adentro y terminará acabando contigo, destruyendo cualquier posibilidad de ser feliz.

La energía que inviertes en pensar en el pasado te mantiene amarrado a él y hace que tu culpa y el dolor crezcan cada día más. Desconéctate de todo pensamiento que te mantiene atado recordando con dolor qué o quién te causó daño o te infligió dolor. Cuando algo nos ha herido, agregarle más odio y rencor cada vez que lo recordamos nos mantiene presos y aislados de la verdadera felicidad.

Aquí te entrego seis claves para que dejes ir el pasado.

Ríndete

La clave es aceptar las cosas tal como sucedieron, sin rabia y sin culpa. Rendirse no significa fracasar, al contrario, es crecer en sabiduría, entendiendo que todo respeta un orden divino y que todo cuanto acontece en nuestra vida tiene una razón de ser. Cada experiencia, cada circunstancia, cada persona que llega a nuestra vida viene a entregarnos un aprendizaje para que podamos evolucionar. ¿Cómo sabrás que has perdonado tu pasado?... cuando recuerdes el acontecimiento o la persona sin dolor y sin remordimiento. No se trata de olvidar, sino de rescatar el aprendizaje obtenido.

Libérate de pensamientos tóxicos

Puede que en este momento estés pensando en todas esas personas o situaciones que te han hecho daño en el pasado y pienses que es difícil dejar que ese dolor se vaya. Por ejemplo, quizás sientas que tus padres son los culpables por la vida que actualmente llevas. Una alternativa para transformar esa creencia en un pensamiento positivo es hacerte consciente de que a pesar de que compartes el mismo ADN con ellos, tú y ellos son personas diferentes. Además, piensa que quizás ellos hicieron lo mejor que pudieron con las herramientas que tenían para ese momento; ten presente que las opciones que escojas para avanzar en la vida son tu responsabilidad y celebra más bien que tienes el poder para elegir cómo quieres vivir tu vida.

Aprende a convivir con él

Eres tú quien mantiene activo el pasado. El pasado no lo puedes cambiar, tienes que aprender a convivir con él simplemente porque es parte de ti. ¿Para qué angustiarte por algo que no puedes cambiar? ¿Qué ganas torturándote con esos pensamientos? Los remordimientos de ayer junto con el miedo al mañana son los mayores ladrones del tiempo. Esto solo nos impide ver y disfrutar del momento presente, el único espacio de tiempo que existe para actuar en pro de nuestra felicidad.

Tampoco funciona negar el pasado o pretender que no existió. Vivir en un estado de negación no te libera de él, ni del dolor que este te produce. Cuando identificas que hay alguna situación de tu pasado por la cual te sientes muy dolido, alguien te abandonó o hirió, abusaron de ti, dejaste algo inconcluso o perdiste un ser querido, si quieres realmente eliminar ese patrón de energía, primero debes aceptar la situación, sin juzgarla. Reprimir continuamente esos sentimientos y emociones lo que hace es crear más dolor en tu vida.

Mantente consciente

Cuando estamos atascados en algún evento de nuestro pasado, lo que hacemos es girar en círculo y repetir el evento una y otra vez. Seguimos conectados a ese viejo asunto, quiere decir que una cantidad importante de nuestra energía se mantiene estancada, porque seguramente invertimos gran parte de nuestra vida, incluso de nuestro día a día, reviviendo ese momento, como si eso fuese aliviar en algo nuestro dolor.

Haciéndote consciente de este comportamiento que repites sin cesar, comienzas a restarle poder y aunque pueda seguir apareciendo de vez en cuando hasta que logres vencerlo por completo, tendrás la capacidad de reconocerlo y de hacer un alto a tiempo para evitar que se apodere de ti nuevamente. Todo es cuestión de estar atento a las señales, a las emociones que tu cuerpo físico te transmite.

Déjalo ir…perdona

El perdón nos beneficia en primera instancia, pues no es un acto de compasión hacia los demás, es un acto de bondad hacia nosotros mismos. Mientras no perdones, seguirás atado emocionalmente a esa persona o evento que te infligió dolor, la película de lo que te hicieron o de lo que te pasó se repetirá en tu cabeza una y otra vez. Cuando perdonas te liberas a ti mismo de todo ese dolor mental al cual te has estado aferrando.

Aprende a practicar el perdón, especialmente hacia ti mismo. Esto significa dejar de golpearte por algo que hiciste años atrás. Piensa que en el pasado hiciste lo mejor que pudiste, con las herramientas y recursos que tenías para ese momento...libérate de culpas.

Valora los simples momentos

Nuestro empeño en seguir conectados a un pasado que no podemos cambiar hace que en ocasiones pasemos por alto la vida que se desarrolla a nuestro alrededor. La culpa y el arrepentimiento nos mantienen anclados al pasado, lamentándonos por lo que hicimos y/o dejamos de hacer. Rendirnos ante nuestro pasado nos ofrece libertad, no derrota. Dejarlo ir nos permite reconocer los regalos especiales que ya forman parte de nuestra vida cotidiana, manteniendo toda nuestra atención en el aquí y el ahora, el único momento que existe para conectarnos con nuestra esencia divina. ¡Vamos! Libérate de la cárcel en la cual tu ego te quiere mantener preso.

“Tú no eres tu pasado. Tu pasado son las cosas que has vivido y que has hecho hasta el momento. Tu única preocupación debe ser sentirte en paz con las experiencias del pasado y enfocarte en el presente, en el aquí y ahora para dar forma a tu futuro”.

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